Emilia, la mamá de Alejandra (una chiquita 17 meses), estaba en casa arreglando sus cosas, mientras Aleja, estaba en la sala de su casa con su abuelo jugando a "tragarse todo", Emilia desde la cocina miraba con cierta desconfianza y gritaba "papá no dejes que la niña coja eso", bueno, Alejandra con la cara llena de tierra y ojos de contenta caminaba por la sala.
A la mañana siguiente le cambiaron el pañal 4 veces por una diarrea, lo cual comenzó a asustar a Emilia y a su padre (estas cosas de la diarrea siempre nos asustan a todos), y a la quinta vez, revisnado el pañal para identificar si hay mocosidad o color extraño, sale la sorpresa, un TORNILLO, si señores un tornillo, pues la Alejandra en uno de los descuidos de su abuelo el día anterior se comió un tornillo, se imaginarán la cara de pánico de mi amiga y su esposo,
inmediatamente las recriminaciones correspondientes a todos los miembros de la familia, y por supuesto la llamada a la pediatra que muy calmadamente comentó, "si el tornillo ya salió, pues ya no hay peligro, revisen bien los pañales para verificar que no haya sangre, y lo de la diarrea, seguro no fue por el tornillo, sino por la cantidad de tierra que debió comer".MORALEJAS:
- Revisar muy bien las áreas de juego de los niños en general, tratar de quitar al máximo las cosas que puedan ingerir y que puedan ser tóxicas o nocivas para la salud, pensar siempre en lo peor, para prevenir.
- En caso de una ingestión de algún material extraño, consultar inmediatamente al médico, porque diferentes cuerpos extraños o líquidos tienen diferentes tratamientos.
- Las recriminaciones posteriores solo entorpecen la lucidez que deben tener para afrontar los problemas, por eso en esto es guardar la calma y pensar en las soluciones, ya luego tendrán tiempo para evaluar las causas y tomar acciones para evitar a futuro otros problemas de estos.
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